viernes, 3 de junio de 2011

Entremés (un cuento con muchas E)

Hace un tiempo me contactaron unos locos de Maldonado diciéndome que habían leído unos cuentos míos en "100%" (otra revista de esa ciudad donde caí de rebote a través de la abuela de una amiga), y que les interesaría publicarlos en la web. Les mandé un par de los pasables, quedaron encantados y ahí quedaron. Después les mandé este cuento y unos haikus espantosos, que coincidieron con el cierre de la sección literaria de dicha web.

Al margen de ese monstruo que jamás debió ser enviado, les comparto "Entremés", una historia de boliche cuya única justificación es la utilización de palabras en las que su única vocal sonora sea precisamente la E. ¿Entendés pebete?


Entremés 

Pepe Estévez es el demente de Mercedes. Se cree jefe del Everest, el gerente del Edén. En vez de entretenerse en ver el perenne verde que embellece el vergel, el hereje vende detergente de beber: el “Jerez de reyes”.
 
- Ven, Néber, ¿pretendes beber?


Néber Méndez es pedrense. Es de tez bereber, lene, terne, de temple; gente decente.


- Échele leche en el meterete ése; desde que me expende ese gel excedente de semen de res, me enfermé. Pereceré este semestre.
- Fermenté gérmenes en el pesebre de Belén, Néber... je je je. ¿Lees?
- Engels, preferentemente.
- Excelente... ¿Eres creyente?
- ¿Eh?
- ¿Crees en el Ser Celeste?
- Cesé de creer en Entes... En el presente, tener fe es ser zen; Sé que reverdecer depende de entender que “envejecer es vencer”.
- ¿Tener el pene endeble es vencer?
- Es menester, Estévez.
- Penetré tres veces el envés de Esther.
- ¡Ejem! Sé de ese célebre entremés.
- Me empeñé en meterle en el retrete... enderecé el pene, le besé, me entreveré, trepé... ¡Le eché tres!
- Eres repelente.

De repente, Néber Méndez se bebe el jerez. Se estremece; se le ve levemente verde.

- Envenené el jerez, vejete.
- Mequetrefe...
- Debes tres meses. Vete.

Selene pretende esplender en el éter de Mercedes. Entenebrece.



Manuel Rovira

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